En el año 2000 ve la luz Los espigadores y la espigadora, un trabajo en el que Varda parte de la experiencia de las antiguas espigadoras que repasaban los campos franceses con el objetivo de recoger los granos que quedaban tras la recolección de la cosecha para acercarse a la figura de los nuevos espigadores y espigadoras: los que rebuscan entre la basura o en los propios campos para encontrar todo aquello que otros desechan, ya sean alimentos, juguetes, relojes o televisores. Entre los nuevos espigadores y espigadoras hay quien lo hace por necesidad y para poder comer y quien busca con estas acciones luchar contra el consumismo feroz.
Una de las consecuencias más evidentes de la crisis económica que afecta al mundo capitalista desde 2008 es la globalización de la pobreza y la exclusión social. Sea cual sea el país del que hablemos hay una serie de dinámicas comunes que tienden a perpetuarse. Óscar Mateos, en su artículo “La hegemonía cultural (a propósito de Margaret Thatcher)”, recoge dos aspectos muy ligados a la problemática que aborda Agnès Varda en Los espigadores y la espigadora y que son el objeto de análisis de este artículo: “aumento espectacular y cronificación de la pobreza y de la exclusión social e incremento de las desigualdades sociales (disparando la brecha entre las rentas más altas y las más bajas)”.