||Katia y Maurice Krafft fueron una pareja
de vulcanólogos que se conocieron cuando eran estudiantes en
Estrasburgo, en los años 60, y desde entonces no se separaron hasta la
fecha de su muerte, unidos por una vocación y una pasión en común.
Sentían verdadera fascinación por la actividad de los volcanes, tanto
sus llamativas erupciones como su misteriosa composición y todo el
proceso que podía activarlos y hacer correr su lava o propagar sus
gases. Por tanto, fueron viajando por el mundo para estudiar estos
fenómenos de la naturaleza, de los que hay un gran número, por lo que
cada año podían asistir a una o varias erupciones o explosiones. Se
quedaban entonces durante días, semanas o meses en las inmediaciones del
volcán, grabando y documentando su actividad, para luego montar o
editar su trabajo y compartirlo con otros científicos y con el público
en general. Así se ganaban la vida, a través de la difusión de sus
videos, las conferencias que impartían, las entrevistas que concedían o
los libros que publicaban, los cuales arrojaban luz sobre toda esta rama
de la geología, desde el desarrollo de montes concretos hasta una
visión comparada de su relación con los movimientos tectónicos u otras
mutaciones ambientales. Su labor investigadora llegó entonces a ser
bastante exhaustiva, aunque se viera truncada demasiado pronto por la
muerte del matrimonio, junto con otras cuarenta personas, a causa de la
erupción del monte Unzen en Japón, en junio de 1991.
Ignacio Navarro Mejía(El antepenúltimo mohicano)