Martin tenía dieciocho años, y caminaba justo después del anochecer por un suburbio lejano y marginado del norte de Londres cuando vió una ventana con luz en el primer piso de un edificio de altura media.Todo lo que podía ver era el respaldo azul oscuro de un sillón vacío. Y Martin pensó (palabra por palabra):"Eso bastaría. Aunque nunca llegara a escribir, terminar y publicar nada de nada, nunca, sería suficiente. Un sillón mullido y una lámpara común y corriente (y, por supuesto, un libro abierto).Eso bastaría.
pág, 114
El largo artículo no trataba concretamente de masacres, por mucho que los días de sus personajes estuvieran - como es obvio - contados.No, versaba sobre la irregular vida amorosa de los huéspedes de las residencias para mayores.
Hubo un tiempo en que a los ancianos y ancianas de estas residencias se les mantenía separados y bajo vigilancia ( en especial, tras la cena). En la actualidad tal práctica se considera anticuada. En las residencias danesas de hoy en día los sábados por la noche se proyectan películas porno y se alientan, con moderación, las citas clandestinas."En el caso de muchos ancianos frágiles", reconocía el reportero haciéndose eco de las preocupaciones de los médicos,"existía el riesgo de lesiones graves"; y "la cuestión del consentimiento"podía complicarse en caso de senilidad de una de las partes".
pág, 234
Aquel mar se negaba rotundamente a que se nadase en él, pero durante media hora avanzamos como arándolo, con paso vacilante, maravillándonos y riéndonos de su vehemencia...
Fui el primero en dar la vuelta y regresar a la orilla, y Saul me siguió; no lo vi caerse.
Cuando me giré estaba de espaldas en la zona menos profunda. Se levantó. Y se quedó allí plantado con la vista clavada en el mar. ¿qué había en esos ojos?... Me coloqué a su lado y le vi la cara y la mirada penetrante , que permanecía fija.Sus ojos revelaban respeto pero también desafío, y al tiempo encerraban una contracorriente de amenaza.
Saul jamás olvidaba un desaire o un insulto y ese océano, como sin duda admitiría, le había hecho caerse de culo. Si el Atlántico fuera un hombre o una mujer podría vengarse poniéndolo por los suelos en una novela. Pero las novelas, como la historia, se habían acabado.
pág 282
Saul se había estancado en la calma chicha de la demencia:en el estatismo eólico, Esa era una forma de imaginarlo. ¿Cúales eran las otras? Cuando me volvió a preguntar por Nat y Gus y volvió a preguntar una y otra vez por Nat y Gus, me dejó estupefacto el alcance de los estragos que lo asolaban;era como si lo hubiera devastado una horda de godos o vándalos; todo lo bello o sagrado había sido saqueado o destruido. Pero aquí no existía mediación humana: el causante era insensible e indiferente... En un momento dado caí en la cuenta de que al propio Saul se le había ocurrido la imagen más reveladora, y de ello hacía cuarenta años, en Herzog. Dice un célebre párrafo:
Se detuvo en la esquina a observar el trabajo de la cuadrilla de demolición . La enorme bola de metal oscilaba hacia las paredes, atravesaba con facilidad el ladrillo e irrumpía en las estancias, mientras el lento peso curioseaba por cocinas y salones . Todo cuanto tocaba temblaba, reventaba, se derramaba.Una nube blanca, serena, de polvo de yeso se elevaba.
pág 290
Saul aún sentía el calor de la carne de una mujer y aún era capaz de transmitir calor(fue una compañía cálida durante esa última velada). La presencia de Rosie siempre le producía un efecto balsámico y fortificante. Y quizá empezaba a sentir el consuelo que el Alzheimer te pone delante como al descuido.
"A medida que el estado empeora- escribió John Bayley en Elegía a Iris-, también mejora":cada merma reduce la conciencia de la pérdida.
Pero todavía faltaban por venir los delirios tropicales. Y se me hacía imposible dejar de pensar en los versos profundos de uno de los primeros poemas de Larkin:"Next Please"("El siguiente, por favor"):
Solo nos persigue un barco,
uno desconocido
de velamen negro con un
inmenso
silencio sin aves a remolque :
en su estela las aguas ni se unen ni
rompen
pág, 293
"Cuando un bebé tiene cáncer, uno piensa:¿A quien se le ha ocurrido esta idea?¿Qué dejadez celestial puede haber dado lugar a esto?"Ahí va, el chiquillo de cuatro o cinco años, guiado por el celador de la bata azul. El color azul: el cirujano, el anestesista, todo el personal de enfermería, el trabajador social. Con sus gorritos azules y sus cepillos, parecen un ramillete de nomeolvides(...)
pág 378
La tía Esme parece que está bien, pero tiene un defecto nefasto.Se niega a creer que no sea 16 de mayo de 1958. Fui allí una tarde de verano y la tita Esme ya andaba mosca, porque estábamos a treinta y cinco grados. No hacía más que repetir: "No es propio de mayo este tiempo." Que por lo visto era lo mismo que decía cuando la nieve los dejaba aislados...Hasta que después de la comida, la mujer se encontró la cuenta del lechero en el felpudo, con el sello bien marcado del 1 de agosto de 1977. Total que empezaron a darle vahídos y ataques y todo el mundo gritaba:¡traed el periódico! ¿Dónde está el periódico? Se referían a un ejemplar del Daily Mail del 16 de mayo de 1958 que tenían guardado para tales casos.
"
Cuando por fin lo encontraron y se lo enseñaron, ella sonrió toda ufana y se serenó: por fin un poco de sensatez...Se ovilló en una butaca con aquella reliquia amarillenta y quebradiza del Daily Mail. El titular rezaba:"LA URSS LANZA EL SPUTNIK III".
Y gorgoteaba regocijándose.
-...ida sí, pero tenía razón .
pág,428