Sin lugar a dudas una de las mejores, más brillantes y arriesgadas películas norteamericanas del año 2004 –me río de los Oscar- donde el sistema es analizado con inspiración casi divina, y donde desde el conductismo, a los políticos, el comercio, el dinero o la falsa progresía como las panteras negras quedan puestas en evidencias, pero también lo hace con el amor o la misma amistad.
Imprescindible historia de un perdedor que nos congracia con el cine y nos hace reflexionar hasta donde merece la pena soportar el teledirigismo al que nos vemos sometidos en nuestras vidas a diario.
Sam Bicke, es un hombre con una sensibilidad, humanidad e inteligencia por encima de lo normal, y eso le produce un gran sufrimiento al poder leer la realidad con un discernimiento que la mayoría de la gente no puede ni imaginar.
Y eso para un hombre bueno no es una ventaja, es una cruz, porque no permanecerá sentado viendo como el sistema fagocita esperanzas, talentos y sueños de uno mismo. Él quiere una oportunidad, pero ni sus amigos, ni su mujer, ni su jefe... ni nadie en realidad se la dan.
Y esa claridad de percibir la realidad como algo malsano que nos devora a diario, hace que vaya psicotizando su mente hasta el desenlace final.
Niels Mueller escribe y dirige este monumental recorrido por la soledad de un hombre que vive y quiere participar de la sociedad, pero que tristemente comprende que en el gran sueño donde todos vivimos no queda lugar para la integridad.
Sam Bicke, es un hombre con una sensibilidad, humanidad e inteligencia por encima de lo normal, y eso le produce un gran sufrimiento al poder leer la realidad con un discernimiento que la mayoría de la gente no puede ni imaginar.
Y eso para un hombre bueno no es una ventaja, es una cruz, porque no permanecerá sentado viendo como el sistema fagocita esperanzas, talentos y sueños de uno mismo. Él quiere una oportunidad, pero ni sus amigos, ni su mujer, ni su jefe... ni nadie en realidad se la dan.
Y esa claridad de percibir la realidad como algo malsano que nos devora a diario, hace que vaya psicotizando su mente hasta el desenlace final.
Niels Mueller escribe y dirige este monumental recorrido por la soledad de un hombre que vive y quiere participar de la sociedad, pero que tristemente comprende que en el gran sueño donde todos vivimos no queda lugar para la integridad.
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