Antonio y Felisa llevan viviendo juntos en un pequeño pueblo de Teruel durante más de 60 años. Sus fuerzas empiezan a flaquear y su estado de salud, cada vez más frágil, les impide cuidar el uno del otro. Como una amenaza aparece en el horizonte la posibilidad de tener que abandonar su casa e ir a una residencia de ancianos. "No todo es vigilia" retrata el cariño en la vejez, las noches en duermevela por miedo a la soledad, a la muerte y a la separación del ser amado, el temor de ambos de dejar la vida en manos ajenas y perder su independencia.
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