Pero hay pruebas de explotación mucho más irrefutables. En 2009,más de cinco millones de trabajadores hacían de media más de siete horas extras semanales no remuneradas, y es una tendencia al alza. Tener a tanta gente trabajando gratis supone muchísimo dinero para los jefes. Según el Congreso de Sindicatos, las empresas ganaron con ello nada más y nada menos que 27,4 billones de libras, lo que equivale a 5402€ por trabajador. Es una cifra que valdrá la pena recordar la próxima vez que se oiga a los empresarios quejarse del coste de las bajas por enfermedad. Según la Confederación de la Industria Británica, las pérdidas resultantes son inferiores a la mitad de esa cantidad.
Ni siquiera nos compensan con tiempo libre para desconectar. Los trabajadores británicos tienen una media de 24,6 días de vacaciones al año, por debajo de la media de la Unión Europea y muy por debajo de los treinta y tres días de Suecia. No es de extrañar que el estrés se haya vuelto endémico.
Una quinta parte de los trabajadores encuestados por la sociedad benéfica de salud mental Mind habían llamado alguna vez para decir que estaban enfermos por niveles de estrés "incontrolables".pág.196
Proclamar que la gente es responsable de sus situación hace más fácil oponerse a las reformas sociales que de otra forma serían necesarias para ayudarla. Pero esa demonización no resiste un examen. Los nacidos en comunidades pobres de clase trabajadora no merecen su suerte, ni han contribuido a ella. Cuando las industrias que sustentaban sus vidas desaparecieron, los lazos en otro tiempo estrechos que mantenían unidas a muchas comunidades de clase trabajadora se rompieron a un ritmo vertiginoso. Antiguamente los que vivían allí podían ilusionarse por conseguir empleos respetados y relativamente bien pagados. Sus vidas tenían una estructura. Hoy la desesperación,la frustración y el aburrimiento se ciernen sobre comunidades enteras. pág, 263
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