Nantes: quizás la única ciudad de Francia, además de Paris, donde tengo la impresión que puede sucederme algo que merece la pena, donde ciertas miradas se consumen por sí mismas con un ardor excesivo(el año pasado, sin ir más lejos,volví a comprobarlo, durante el tiempo necesario de atravesar Nantes en automóvil y ver a aquella mujer, una obrera, creo, acompañada por un hombre y que alzó su mirada: hubiera debido detenerme),donde para mí la cadencia de la vida es distinta a la de cualquier otro sitio, donde un espíritu aventurero ,más allá de cualquier aventura posible, habita todavía en ciertos seres, Nantes, de donde aún pueden surgirme amigos,Nantes donde amé un parque,el parque de Procé.pág 166
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