En 1980, Bertrand Tavernier mostró en una película de ciencia ficción un futuro en el que programas de televisión equiparables a los actuales realities conquistaban la sociedad. En su caso, planteó el seguimiento en directo cada noche de una mujer que iba a morir, un relato que enganchaba a una sociedad que se ocultaba la muerte a sí misma. En 2009, el seguimiento mediático de la muerte de la británica Jade Goody, concursante de Gran Hermano, convirtió la profecía en realidad
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