Me resulta tentador ver a Bartleby como una forma extrema del esquizoide que no se resiste a través de la pasividad que manifiesta con su terca ocultación, su renuncia a pertenecer aislándose o recluyéndose sino, todo lo contrario, a resistir empecinadamente con su extraña presencia y desvelar, sin proponérselo, el sinsentido de las falsas apariencias de la existencia humana, la futilidad de sus deseos y ambiciones que le llevan a él a renunciar a toda apariencia, a todo deseo u ambición, a todo interés. Es como si nos dijera que la única manera de que los humanos no compliquemos el equilibrio natural de todas las cosas fuera absteniéndonos de todo tipo de acción. Eso es lo que hace que el "preferiría no hacerlo" de Bartleby no sea nihilista sino desvelador o, como antes decía, que Bartleby sea la sombra de la falsedad obsesiva o histérica que se constituyen en motor de nuestro mundo. Otra pequeña frase que parece dar cuenta de esto y paralela a "preferiría no hacerlo" es cuando Bartleby le dice al abogado: Yo no soy particular (I'm not particular). Lo cual parece obvio porque la particularidad exige ser siendo. De Bartleby nada sabemos de su pasado, no hay el menor intento de proyección de futuro y su presente es un misterio hecho de repetición de la fórmula, de silencio y de una exterioridad hierática, neutra que parece dar testimonio de una interioridad vacía.
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