un par de bichitos corriendo despavoridos mientras me calzaba las zapatillas de madrugada, el perro bebía más que nunca parándose en todas las fuentes de la ciudad... unos hilos negros rodeaban el grifo de la cocina, el perro se despertaba con el pelo empapado en orines...había pequeños excrementos de los insectos en los azulejos del baño, la respiración agitada del animal era constante...
salí del veterinario una tarde de noviembre sin despedirme de nadie porque volvía al trabajo, las lágrimas no me dejaban ver y tropecé dos veces sin llegar a caerme mientras pasaba dos semáforos en rojo. La gente me miraba con extrañeza en el metro y esa misma tarde mientras enseñaba un colchón ví una cucaracha enorme en el suelo, tiré una almohada disimuladamente para espantarla y la clienta no llegó a a verla, en siete años jamás había salido un bicho de la tienda ...
por la mañana me dolía la cabeza y tenía los ojos hinchados de tanto llorar, lo que más me preocupaba era que no podría volver a soñar con animales cuando el perro no estuviera en mi vida.al sacar un tetrabrik vi una cría diminuta entre la goma de la puerta, arrastré la nevera y contemplé una nube negra que avanzaba en procesión deslizándose por detrás...
había encontrado el nido ...
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