"Os lo digo, infelices,jodidos de la vida,vencidos,desollados,siempre empapados de sudor,os lo advierto;cuando los grandes de este mundo empiecen a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón."
"Podíamos preguntarnos cómo iría a hacer, para acabar.El vientre se le hinchaba,nos miraba,León,ya muy fijo,gemía,pero no demasiado.Era como una calma.Yo ya lo había visto muy enfermo,y en muchos lugares diferentes,pero aquello era un asunto en que todo era nuevo,los suspiros y los ojos y todo.Ya no se lo podía retener,podríamos decir,se iba de minuto en minuto.Transpiraba con gotas tan gruesas que era como si llorase con toda la cara.En esos momentos es un poco violento haberse vuelto tan pobre y tan duro.Careces de casi todo lo que haría falta para ayudar a morir a alguien.Ya sólo te quedan cosa útiles para la vida de todos los días,la vida de la comodidad,la vida propia sólo,la cabronada.Has perdido la confianza por el camino.Has expulsado,ahuyentado,la piedad que te quedaba,con cuidado,hasta el fondo del cuerpo,como una píldora asquerosa.La has empujado hasta el extremo del intestino,la piedad.Ahí está bien te dices.
Y yo seguía,delante de León,para compadecerme y nunca me había sentido tan violento.No lo conseguía...El me encontraba...Las pasaba putas...El debía de buscar a otro Ferdinand,mucho mayor que yo desde luego,para morir,para ayudarlo a morir más bien,más despacio.Hacía esfuerzos para darse cuenta de si por casualidad no habría hecho progresos en el mundo.Hacía el inventario, el pobre desgraciado, en su conciencia....Sí no habrían cambiado un poco los hombres, para mejor,mientras él había vivido,sino habría sido alguna vez injusto con ellos sin quererlo...Pero sólo estaba yo,yo y sólo yo, junto a él un Ferdinand muy real al que faltaba lo que haría a un hombre más grande que su simple vida,el amor por la vida de los demás.De eso no tenía yo, o tan poco, la verdad que no valía la pena enseñarlo."pg:598
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