El film está centrado en los responsables de las matanzas de Indonesia a mediados de los 60, quienes deciden recrear a petición de los responsables del documental sus asesinatos en una serie de películas donde participan familiares de las víctimas. Este escenario, que a servidor le parte la cintura porque nunca se ha encontrado algo así, plantea un viaje en dos partes: primero, explora el crimen sin arrepentimiento, sin complejos, sin dudas y sin temores. Habla del poder absoluto. Pero después –y aquí llega una parte aún más fascinante– explora cómo el cine es capaz de transformar al individuo. “Tus crímenes”, dice, “no son crímenes hasta que los ves reproducidos en una pantalla, ficcionalizados. Es en ese momento cuando te sientes culpable”. Y en ambas mitades supera con creces todo lo que he visto en este año y solo un milagro impediría que se convirtiera en lo mejor que voy a ver en 2013. Extraordinaria, sin paliativos.
"Dura y original forma de contar una masacre..." |
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