Caído en la abyección, Genet decidirá asumirla y convertirla en virtud
suprema. La escala de valores de la sociedad biempensante no será la suya sino
dándole la vuelta: lo vil se transmutará en noble y lo noble en vil. El proceso
de subversión íntima iniciado en el antiguo Barrio Chino barcelonés será largo y
accidentado, y se plasmará en la siguiente década en sus primeras obras poéticas
y narrativas escritas en la cárcel parisiense de la Santé. El joven inclusero,
mísero e indocumentado se consagrará al robo, la prostitución y la mendicidad en
su anhelo de alcanzar la dureza empedernida del criminal con la misma entrega de
quien se inicia en los arcanos de una creencia mística y de su áspero camino de
perfección espiritual.
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