Es una película que por el tema podría inscribirse en la moda conservacionista de la actualidad, que comprende desde la defensa de la naturaleza hasta la resistencia de las culturas tradicionales al avance de un progreso que es puesto en cuestión. Es un reto hacer una película artísticamente relevante sobre la base de algo tan manido, y esa es una de las razones por las cuales se destaca el segundo largometraje documental de Eloy Enciso, que fue rodado en el Cuoto Mixto, una zona rural de Galicia, que es a la vez frontera entre España y Portugal, y el mundo rural tradicional y la modernidad que lo amenaza.
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