Una joven contempla el mar, su rostro se deshace a medida que una lágrima descompone el rostro y atraviesa el plano. En La jovencita no envejece, se descompone (Álvaro Fernández-Pulpeiro, 2019) — exhibida en esta edición de 2019
— el sonido cumple la expectativa de conducir al ruido del mar de cuya
espuma brota la imagen final de una joven contemplando el fin de un
sueño que ha acompañado su viaje. Todos estos ejemplos conforman
muestras de un diario de los sonidos, y reflejan una suerte de búsqueda
de imágenes y sonidos que mantengan una cierta idea de fidelidad.
Fidelidad entre imagen y sonido hasta que en esta búsqueda se tenga la
certeza de que en ocasiones el silencio de imágenes que no dicen nada
puede albergar el rastro de una melodía que sea indicio del mundo
interior descrito por los cineastas.
Del blog;La imagen escuchada.
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