sábado, 14 de septiembre de 2019

TENGO MIEDO TORERO-PEDRO LEMEBEL

  Algo que me fascinó genuinamente de la narración de Lemebel en Tengo Miedo Torero fue la capacidad que tenía de fusionar un lenguaje especialmente elegante, especialmente adornado, especialmente “académico” (un orgullo para la Real Academia Española) con un vocabulario esencialmente chileno. Algunos podrían decir que Lemebel domina el arte de fusionar palabras correctas con incorrectas, pero mi opinión es que Lemebel alcanza la máxima elegancia del lenguaje chileno y realista. ¿Es acaso “poto” menos correcto que decir “trasero”? ¿es acaso “chucha” menos correcto que decir “caramba, recorcholis”? ¿es acaso “caca” menos correcto que decir “deshecho, excremento”? A mi parecer, no. Y por lo mismo, merecen ser utilizadas con mayor frecuencia en textos literarios, especialmente si pueden llegar a ser parte de obras lingüísticamente ricas, hermosas y honestas con su contexto.
Resultado de imagen de TENGO MIEDO TORERO
Otro punto que me pareció fascinante y entretenido fue la forma de plasmar los diálogos. La voz que Lemebel le daba a sus personajes era tan característica, tan precisa, y a la vez tan familiar (porque las personas normales chilenas efectivamente hablan como hablan los personajes del libro) que no hacía falta separar los diálogos con ningún guión, ningunas comillas, ni ninguna señalización. Lemebel los escribió de corrido, uno junto a otro, y les proporcionó todavía más continuidad y naturalidad.
Del blog catacronopio.

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