domingo, 21 de septiembre de 2014

SOSTIENE PEREIRA(Antonio Tabucchi)

Sostiene el gran crítico español Ignacio Echeverría que si el libro habla de política, la crítica debe, indefectiblemente, hablar de política. Recojo el guante; creo haber dejado sentado ya la excelencia estética de la obra (a mí, como ustedes saben, me interesa casi siempre hablar de eficacia estética, cuestión de gustos). La novela nos lleva al Portugal de 1938, gobernado por una brutal dictadura derechista, aliada de Franco y simpatizante de Mussolini y la Alemania nazi. Lisboa apesta a muerte; toda Europa, en rigor, despide ese hedor nauseabundo. Nuestro héroe es el señor Pereira. Obeso, gris, entrado en años, sufre del corazón. Vive solo; le habla al retrato de su esposa muerta. Trabaja como editor de la página de cultura de un diario amigo del Estado corporativista; nunca se metió en política, traduce cuentos franceses del siglo XIX. Contrata a un chico para que haga necrológicas anticipadas, pero son impublicables por el sesgo izquierdista. El muchacho es un disidente, un “pobre romántico sin futuro”, y va convirtiéndose en el hijo que el señor Pereira nunca tuvo. Ante la maldad pura y dura, con el ropaje del terrorismo de Estado, el amable y dulce periodista se ve obligado a comprometerse. Una elección machaza.

Sostenía Sartre que hay un hecho relevante en nuestra vida, uno solo, que nos salva o nos condena. Ante el abismo demostramos de qué madera, en realidad, estamos fabricados. Obramos en condición de libertad, acaso por única vez en lo que nos toca de existencia. Bueno, el señor Pereira enfrenta a la tiranía salazarista con la frente bien alta y los principios firmes.
Novela y película imprescindibles

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