domingo, 15 de septiembre de 2013

LAS HORAS(Stephen Daldry)

Ficción y realidad, pasado y presente, y vida y muerte se entrecruzan en una película que aborda el difícil cosmos femenino desde una complejidad realmente prodigiosa. La cinta comienza en Sussex durante 1941, en el mismo instante en que la novelista Virginia Woolf llena sus bolsillos de piedras y acaba con su existencia en el fondo del río. Desde ese instante, tres vidas, tres mujeres y tres épocas diferentes quedan vinculadas por la obra maestra de la escritora, "Mrs. Dalloway". La propia Virginia Woolf en la década de los veinte, Laura Brown, una ama de casa de los cincuenta y Clarissa Vaughan, una neoyorquina de la época actual que organiza una fiesta a un poeta enfermo, componen un desconsolado universo de infelicidad destructiva. Tres vidas en las que la frustración y la apatía hacen ineludible la necesidad de vivir una realidad ahogada por completo en el deseo de una existencia placentera, con la aceptación de la diferencia como signo de plenitud
La magnífica "Las Horas" narra tres vidas desposeídas de significado, tres mundos interiores de mujeres que viven según las reglas prescritas por un mundo exterior que no les comprende, pero que no coarta, ni obstaculiza. El muro infranqueable de la soledad es el motivo que encierra en su tristeza a estos frágiles seres que viven la cotidianidad con el deseo de rebeldía o de sueños imposibles como médula de su esperanza. En ese círculo de negligencia emocional quedan fuera aquellas personas que, en el fondo, significan la simplicidad de los sentimientos elementales que dan como consecuencia la incomprensión de las tres protagonistas y que interpretan unos excelentes Alison Janney, Claire Danes, Stephen Dillane o Ed Harris, personajes cercanos situados en una forzosa lejanía sentimental. Esta infecundidad vital hace que las piedras de Virginia Woolf sean extensibles a las píldoras de Laura o al prescindido amor de Clarissa Vaughan.

 
 Tres personajes a los que la felicidad estereotipada no les satisface y asfixia sus verdaderos ideales en la abismal línea que separa el bienestar de la desdicha, en la ambigüedad sexual en la que estos tres seres aman intensamente sin encontrar la opción de expresar abiertamente lo que sienten por miedo a perder la poca estabilidad que tienen. Sin embargo, en esta lucha, la superación de esta contrariedad queda subsanada con el suicidio, la huida y la aceptación en un final trágico que incuba en su interior una glorificación del optimismo y del destino. Como en la propia intencionalidad subversiva de Woolf, "Las Horas" podría verse como una oda al verdadero sentido de feminismo moderno, entendido como la superación de la mujer en la sociedad por obtener los objetivos morales y sociales entre los que se encuentra la felicidad plena.
 

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